Laudato Si y cambio climático

El pasado 26 de mayo se realizó el primer Conversatorio sobre Crisis Hídrica: Agua fuente de Vida, actividad enmarcada en la Diplomatura de Gestión de Proyectos y Territorios bajo la mirada de Laudato Si.

La apertura fue presidida por el Lic. Adrián Alonso, director del Instituto de Desarrollo Sostenible de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica de Cuyo y el Lic. Sebastián Chirino, director del Centro de Estudios para el Desarrollo Inclusivo (CEDI).

En esta jornada Interinstitucional de Cambio Climático, los bloques de debate fueron: - Triple Impacto de la Sequía: Ambiental, Social y Económico. Diagnóstico concertado - Integrando dimensiones y actores del Agua en Argentina y San Juan - Agenda común para una proyección sostenible. Participaron de los debates destacados expertos y referentes del ámbito científico, académico, gubernamental, empresarial y de la sociedad civil, entre los que se destacaron el director Geocientífico del Inventario Provincial de Glaciares en la Cuenca del Río San Juan, Silvio Pastore; la  directora de la Agencia de Extensión Rural INTA San Juan, Silvia Mérida; el presidente Federación Viñateros de San Juan, Eduardo Garcés, entre otros destacados especialistas.

 

Crisis hídrica, registros preocupantes

El ingeniero Oscar Dölling, responsable del Programa de Gestión Integral de Cuencas Hidrográficas de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ explicó que “Hay y vendrán en el corto plazo muchos vientos Zonda, pero lamentablemente salvo tierra y molestias a la población, en esta oportunidad no traen nada más. Digo lamentablemente, porque si se ve bien donde se forma la tormenta y su trayectoria es en el Océano Pacífico en nuestra Latitud, El anticiclón subtropical estacionado frente a las costas de Perú y Norte de Chile, es muy intenso y está desviando la tormenta al sur de Mendoza por eso nos toca de refilón”. “El seguimiento de las filmaciones hechas con imágenes GOES permiten observar cómo los temporales entran por Neuquén y sur de Mendoza en los últimos años y, lamentablemente a San Juan sólo lo tocan al borde superior y no el núcleo, precipitando apenas unos 100 milímetros promedio”, explicando luego que: “El Pacífico Ecuatorial y Sur está frío y eso intensifica el anticiclón que desvía las corrientes húmedas hacia el sur argentino. Además, los alisios se intensifican y no baja humedad desde el Ecuador. Típico fenómeno de Niña”. Todo se debe a los ciclos solares y Dölling indica que “el sol es una masa de gases o plasmas en movimiento y también un gran magneto o imán, que cambia de polaridad en forma periódica, de aproximadamente 10 u 11 años. Esto genera una dinámica cíclica con aumentos y disminuciones de sus incidencias sobre la superficie terrestre calentando básicamente los océanos. En este caso estamos cursando la parte menos intensa de la actividad solar de los ciclos, que comenzó a bajar desde el 2010 hasta la fecha. Es decir, en estos últimos 11 años el sol disminuyó su actividad. Esto enfrió los océanos. Este enfriamiento del Pacífico Ecuatorial y Sur es conocido como fenómeno La Niña”, argumentó Dölling. “Si bien hay generación de humedad y nubes sobre el Océano Pacífico, también genera los vientos Alisios del Este hacia al Oeste a nivel del Ecuador, donde hay mayor radiación solar, generando una especie de remolino que desvían los vientos Zonda sobre cordillera hacia el sur y el este, ingresando hacia la Patagonia y el Sur, restando precipitación en Cuyo”.

Más adelante acotó que “En el sur las nevadas fueron intensas, en la cuenca mendocina menores, pero en San Juan, sobre la cuenca del río Los Patos, la del río Castaño y la cuenca del río Calingasta han sido nevadas muy pobres y de escasa duración. Se van a derretir rápidamente y su derrame en una cordillera tan seca y lagos intermontanos vacíos, van a absorber prácticamente todo sin dejar derrame al río San Juan”.

En cuanto a la cuenca del río Jáchal, se dirigió a los agricultores del norte sanjuanino expresando “no debe mandar el pánico, pero si la preocupación por analizar y ocuparse en tomar las medidas necesarias para enfrentar la sequía más grave de los últimos 100 años con que contamos registros en la provincia. Hemos tenido una sequía muy intensa en el período 1968-69. Esta va a ser más grave que esa sequía. Estamos cerrando un ciclo con un derrame de unos 600 hectómetros cúbicos y para el próximo ciclo 21-22 se espera entre los 400 a 500 hectómetros cúbicos.

También habló del ciclo 25 explicando que “a partir del 2021 comienza el denominado ‘ciclo solar 25’ con un aumento de la actividad solar de a poco, con un máximo en el 2025. El problema es que este ciclo, tal como lo ocurrido en los años 2016 y 2017, se puede dar recién del 2025 en adelante. Antes no esperamos grandes escurrimientos”. Y agregó, “tampoco nos imaginamos escurrimientos importantes en esos años, sino más bien una recuperación gradual”.

El investigador enumeró algunos consejos a tener en cuenta. Expresó que “lo más importante hoy es tomar conciencia de la gravedad de la escasez y, en consecuencia, ser más eficientes en el uso y conservación del agua”. Manifestó que “los agricultores deberían ya haber cambiado sus sistemas de riego, invertir en sistemas óptimos de irrigación colocando mangas para riego, como así también implementar sistemas de riego por pulsos o sistemas de goteo, muy útiles. También colocar sensores de humedad de suelo para conocer cuándo es el momento óptimo y la cantidad exacta de agua a aplicar. Mi consejo principal es tecnificar, medir y monitorear lo mejor posible y, por otro lado,  evitar la evaporación mediante las técnicas modernas de manejo de la humedad de suelo, evitando grandes movimientos de suelos, temas que el INTA maneja tan bien”, indicó finalmente.

 

Ser sostenibles en el uso del agua

Otro investigador que se refirió a la crisis hídrica fue el director del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA, Pablo Mércuri quien manifestó que “el déficit de escasez de agua es regional. El oeste de nuestro país con alta dependencia de las nevadas en altas cumbres para todos los sistemas productivos lleva más de una década con registros deficitarios y el año actual con registros de nevadas muy menores a los normales. Sobre el este la Cuenca del Plata, con su principal curso fluvial, el Río Paraná en condición de pronunciada y prolongada bajante por tercer año consecutivo, genera también impactos por la escasez de agua. El sector agropecuario y la agronomía son líderes en adaptación al clima cambiante. El agua ha sido siempre el factor limitante que marca techos de producción. Nuevas innovaciones, más eficiencia y precisión son necesarias para afrontar este desafío. La crisis del agua podemos convertirla en una oportunidad para mejorar e incrementar los esfuerzos para una mejor gestión de este elemento vital de la naturaleza. De crisis a desafío, con más innovaciones tecnológicas en el uso del agua, más eficiencia y manejo de precisión. De ese modo podremos ser sostenibles en el uso de este elemento vital para la vida en nuestra casa común”, dijo.

Presas de embalses, moderadoras de impactos

Seguidamente, el Ing. Juan Borus, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua consignó conceptos como qué es  importante resaltar que se trata de un ciclo seco, como muchos hubo en la historia, pero de una magnitud extraordinaria, potenciado quizás por la fuerte variabilidad climática que caracteriza a los últimos quince o veinte años. Se interpreta que es la manifestación más evidente del cambio climático.

Expresó que “el fenómeno La Niña fue declarado oficialmente por la NASA y la Organización Meteorológica Mundial en el mes de agosto de 2020. Para entonces, el río Paraná registraba cinco meses de bajante muy significativa, camino a la bajante extraordinaria. Por lo tanto, los forzantes regionales del clima tuvieron un rol significativo”. Destacó que “los mapas de anomalía mensual de precipitación muestran una marcada variabilidad en general, pero en los últimos meses muestran la resistencia de anomalías negativas de lluvia, esto es lluvia por debajo de lo normal”. En cuanto al “sistema de presas de embalses emplazado en la alta cuenca del río Paraná en Brasil, como todo sistema de aprovechamientos hidroenergéticos, no produce bajante porque eso iría en contra de su objetivo principal que es la generación eléctrica, para lo cual el agua tiene que pasar atravesando la obra y accionando las turbinas. Vale sin embargo la siguiente pregunta: una vez declarada la sequía con sus bajantes asociadas, ¿puede el sistema moderar los impactos? La respuesta es sí y de hecho ha ocurrido en el pasado muchas veces. Precisamente una de las críticas que se les hace a las presas de embalse es que reducen la amplitud del pulso natural, atenuando los extremos de caudal, tanto en picos como en valles. El problema es que, en este escenario que estamos viviendo, las reservas disponibles en los embalses se han ido gastando y los niveles de embalse han descendido muy por debajo de lo normal, reduciendo fuertemente la capacidad de atenuación de una tendencia descendente”. Respecto de este cambio climático en particular destaca que “la cuenca del Plata prácticamente no tiene ni una mínima parte de su área que no haya sufrido alteración de las coberturas de suelo y de las prácticas agropecuarias. Desde el punto de vista hidrológico es una cuestión muy importante a considerar a la hora de estimar la generación de excedentes de lluvia y la formación del caudal en los ríos. Los extremos climáticos se ven potenciados, es decir tanto las crecidas como las bajadas son más intensas de lo que serían en condiciones naturales”.

Como recomendación permanente a los ribereños del Paraná expresó que “se debe  aprovechar este momento histórico para incorporar modificaciones en nuestros hábitos culturales, tomando conciencia que el agua es escasa y cuesta potabilizarla, aún en el tercio húmedo de la Argentina, comprendido por las siete provincias que hoy están en emergencia hídrica.