Promisorio fármaco fue aprobado para el tratamiento del COVID-19

La estructura cristalina fue descripta por investigadores de las Universidades Católica de Cuyo, Nacional de Córdoba y Cape Town de Sudáfrica.

Desde la aparición del COVID-19 (coronavirus disease) en el mundo, la comunidad científica está trabajando con esfuerzos globales en pos de encontrar agentes terapéuticos eficientes para los pacientes infectados.

Hasta el momento no se han  identificado o no están disponibles agentes antivirales específicos. Una estrategia económica y eficiente es proponer de manera racional fármacos ya existentes a los que se les debe evaluar la eficacia y demostrar que son seguros para este nuevo fin. Sobre la base de la información genómica y el modelado de estructuras proteicas, los investigadores han sido capaces de responder rápidamente con un listado sugerido de drogas con potencial terapéutico para COVID-19 como los fármacos Barcitinib, lopinavir-ritonavir, Remdesivir, la Cloroquina e hidroxicloroquina. Otro fármaco con actividad antiparasitaria y antiviral propuesto es la Nitazoxanida (NTZ).  Este último, ha comenzado el 10 de abril de este año la fase IV de estudios clínicos. NTZ es indicado para parasitosis intestinales, exhibe poderosos efectos antivirales a través de la fosforilación de una protein kinasa que determina un incremento del factor 2 alfa fosforilado, una proteína intracelular con efectos antivirales. NTZ fue sintetizada en 1974, patentada en 1976 y comercializada desde 1996 en Latinoamérica. En 2002 y 2004 la FDA (Food and Drug Administration) aprobó su uso para el tratamiento de diarreas causadas por diversos parásitos y luego fue propuesta también como tratamiento para algunas hepatitis virales dado que demostró inhibir la replicación de los virus de la Hepatitis B y C. En 2016 fue propuesta para el tratamiento de la enfermedad respiratoria causada por otro coronavirus MERS (Middle East Respiratory Syndrome).

Trabajo de investigadores locales y extranjeros

Sin embargo, los mecanismos de acción antiparasitaria o antiviral permanecían poco claro dado que se desconocía la estereoquímica tridimensional que gobierna las interacciones entre el NTZ y su receptor. Es por eso, que en un estudio de colaboración entre investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba, la Universidad Católica de Cuyo y la Cape Town University (Sudáfrica) en 2010 se determinó la estructura cristalina de NTZ identificando las preferencias conformacionales relacionadas a la actividad biológica además de otras propiedades relevantes. Así, se reportaron por primera vez los datos cristalográficos de difracción de rayos X de monocristal (sistema cristalino, dimensiones de la celda unidad, distancias de uniones intermoleculares, etc). Los mismos figuran cargados en la Base del Centro de Datos Cristalográficos de Cambridge (CCDC) y han simplificado enormemente el entendimiento del mecanismo mediante el cual exhibe las propiedades antivirales que lo posicionan como un potencial compuesto activo  para el tratamiento de COVID-19 y que ha podido ser propuesto rápidamente en el listado de fármacos existentes con potencialidad terapéutica. El trabajo también dejó claro la importancia del conocimiento de la estructura tridimensional que adoptan los fármacos para la descripción comprensiva de su actividad. Por otro lado, se evidencia la importancia de las ciencias básicas como principal cimiento de las ciencias aplicadas, revalorizando los estudios a nivel molecular de fármacos y sustancias activas que pueden posicionarlos como candidatos exitosos para otras indicaciones. Los autores del trabajo fueron la Dra. Flavia Bruno (ex docente de la UCCuyo), el Dr. Diego Kassuha (docente e investigador de la UCCuyo y actual director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Químicas, IICQ), el Dr. Gustavo Monti y la Dra. Norma Sperandeo (ambos pertenecientes a la Universidad Nacional de Córdoba) y el Dr. Mino Cairas y su equipo de la Universidad de Cape Town.