Corría el año 1980. Éramos seminaristas que nos formábamos en el Seminario de Rosario. Una mañana, después de las oraciones, nos dieron la noticia que el Obispo de Roque Sáenz Peña, Ítalo S. Di Stéfano había sido nombrado por el Papa Juan Pablo II, Arzobispo de San Juan de Cuyo. Quedamos gratamente sorprendidos. Llegó a las tierras de Sarmiento en marzo de ese año. Una acogida cordial lo recibió de brazos abiertos. Enseguida tomó contacto con las fuerzas vivas de la Provincia. No hubo Escuela que no conoció su rostro, a lo largo de las de dos décadas de su rico ministerio pastoral.

Un hombre de Oración profunda, pues era un creyente convencido y adorador de la Eucaristía. Ese mismo espíritu lo volvía, por naturaleza. Un devoto de María. La advocación de N. S. de Guadalupe cautivaba su alma.

Con gran sensibilidad social

Un hombre de fe que interpretaba las cuestiones políticas y sociales con verdadero olfato, sin reduccionismos ni mirada sesgada. No pocos políticos y dirigentes sindicales buscaban su apoyo o gestiones de paz con el gobernante del momento. Así sucedió por ejemplo con alzamiento de la Policía en épocas del gobierno de E. Gómez Centurión (1987); también en repetidas ocasiones con el Gremio UDAP, por los conflictos con docentes, procurando un ámbito de negociación pacífica y creíble.

Ítalo Di Stefano tuvo gran sensibilidad social. Le preocupaba la suerte y el dolor de los pobres. "Tenemos deudas con ellos", solía repetir. Y a los sacerdotes que recién comenzábamos el ministerio nos hablaba del amor por el campo y las periferias. "No se acostumbren al asfalto".

Trabajar por los sueños

Soñaba con nuevas Parroquias. Para ello hacía personalmente gestiones para conseguir un terreno donde construir Templos. Soñaba con Colegios Parroquiales, y así estimuló a los párrocos a construir aulas, aunque a un ritmo sereno. Con el tiempo, se han convertido en verdaderos centros de formación integral de niños y jóvenes. Soñaba también con que San Juan tuviese una casa para formar sacerdotes. Así nació en el año 2000 el Seminario "Ntra. Sra. de Guadalupe y San José", en Pocito. En tiempos de su construcción solía ir casi todas las tardes a visitar las Obras. Dicho Seminario ha dado ya sus abundantes frutos.

Soñó también con una Radio y una señal Televisiva. Por su inspiración nació Radio Virgen María y Canal 4, transmisores de la fe y valores humanos. Aprovechaba el espacio que DIARIO DE CUYO le ofrecía, y así publicó todos los domingos su columna semanal, iluminando la realidad desde la fe. Con un oído en la Biblia y el otro en el pueblo.

Cuando cumplió 75 años de vida, presentó al Papa la renuncia al cargo, como es de rigor. Juan Pablo II lo retuvo dos años más en la sede sanjuanina. Cerró sus párpados un 11 de octubre de 2001. Sus restos descansan en la Catedral de Roque Sáenz Peña. Su alma descansa en los brazos del Padre.

¡Cuánto nos dejó! ¡Cuánto le debemos! La gratitud es la memoria del corazón. Lo llevamos adentro, no por nostalgias sino por justicia. Por su entrega incondicional; por su pastoreo, con "olor a oveja", como dice el papa Francisco.

Por Pbro. Dr. José Juan García 
Vicerrector Universidad católica de Cuyo (UCCuyo)