El padre José Juan García renovó su mandato por cinco años más en la Pontificia Academia Pro Vita

En la 23ª Asamblea General de la Pontificia Academia Pro Vita realizada, del 4 al 7 de octubre, en Roma, se dispuso la renovación en esta Academia y por 5 años más en la tarea que viene desempeñando el padre José Juan García, vicerrector de Formación de la Universidad Católica de Cuyo.

Junto a otros académicos del mundo, recibieron la visita y mensaje del Papa Francisco quien abrió el segundo día del taller internacional con un gran discurso sobre la nueva cultura de la vida, en cuanto al tema de acompañar y apoyar al enfermo terminal, que ahora está presente en el debate biopolítico no sólo italiano, sino también global.

La Academia Pontificia para la Vida realizó una invitación a revivir el pacto entre el médico, el paciente y la familia para evitar las opciones de final de la vida abstracta y soluciones burocráticas, tales como el bioensayo.

Se destaca que “se debe promover el cuidado de extremo a extremo, un buen tratamiento del dolor, un apoyo psicológico y espiritual adecuado y, sobre todo, permitir que el paciente cumpla con la muerte una existencia digna. Dat en el examen del Parlamento italiano parece más como una herramienta burocrática que como una respuesta real a problemas reales".

La calidad del diálogo entre el médico y el paciente, en un acompañamiento real hacia el final de la vida, es un tema crucial en el que hoy en día es un trabajo esencial para dar dignidad a la misma enfermedad: "Los médicos y los pacientes deben ser tratados como sujetos activos - insiste Renzo Pegoraro, canciller de la Academia. Los médicos, que tienen la responsabilidad de informar, no pueden ser sólo voluntad de otras personas. Al mismo tiempo, el paciente, acompañado de la conciencia de la enfermedad, es más libre y más informado”.

Existe el riesgo de recurrir a disposiciones legales fuera del contexto real en que se encuentran el enfermo y su familia: la forma debe ser el resultado de un viaje con el médico que conoce la historia clínica del paciente y una consiguiente evaluación compartida". Los cuidados paliativos, que en Italia son una herramienta para el crecimiento "más desarrollado en algunas regiones - dice el rector - son un área en la que es esencial para la gran colaboración entre los trabajadores de la salud, que necesitan formación, sino también entre las realidades eclesiales, con una presencia voluntaria que debe ser más consistente ".

Al finalizar el encuentro se detalló que “El sufrimiento, la enfermedad, la madurez y la vejez manifiestan la dependencia natural de las personas: nos necesitamos mutuamente para madurar y crecer, para ser cuidados y envejecer. La vulnerabilidad estimula la solidaridad global y ayuda a la sociedad a ser más humana".