Simposio de Educación: la esencia y el alma de la escuela deben cambiar

Un gran aprendizaje y una visión actualizada de los desafíos que presentan las escuelas en la actualidad es el resultado del I Simposio nacional e internacional de Educación que la Universidad Católica de Cuyo, a través de su Facultad de Educación, Instituto Superior de Formación Docente Santa María y Colegios Preuniversitarios realizó los días 23 al 25 de octubre.

El tema del Simposio fue “Resignificar la Escuela en escenarios de complejidad: nuevos desafíos-nuevas oportunidades” y participaron directivos y docentes de diferentes niveles de establecimientos educativos públicos y privados de la provincia.

Tomando como lema del encuentro una expresión del prócer sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento “Todos los problemas son problemas de educación”, el Simposio tuvo como disertante  destacado al Dr. Ángel Pérez Gómez, catedrático español de gran trayectoria educativa y a los doctores Claudio Alessio, Jorge Fasce, Miryan Andújar de Zamora y a los licenciados Alejandro Castro Santander y Martín Olivares, todos del país y de nuestra provincia.

La temática desarrollada durante los tres días fue amplia e incluyó temas como Educarse en la Era Digital; Educación emocional; Juego y educación; Cómo elaborar un proyecto de mejora; Neurociencias al servicio de la educación y Escuelas emocionalmente inteligentes.

La riqueza de contenidos vertidos por los disertantes llevó a los organizadores a elaborar, de las distintas ponencias y a modo de conclusiones, algunas ideas en las líneas planteadas.

 Frutos del encuentro

Algunas de las conclusiones surgidas del Simposio son las siguientes:

-La investigación académica, el conocimiento rigurosamente obtenido, puede y debe proporcionarnos nuevas y más efectivas herramientas para mejorar la calidad de la educación.

-Si las escuelas insisten en las prácticas convencionales obsoletas que defi­nen a la mayoría de las instituciones actuales, alejadas e ignorantes del caudal de vida que desborda a su alrededor, corren el riesgo de convertirse en irrele­vantes.

-Los docentes deben darse cuenta de que no es aconsejable solamente dispensar informa­ción a los estudiantes, hay que enseñarles cómo utilizar de forma eficaz la infor­mación que rodea y llena sus vidas, cómo acceder a ella y evaluarla de forma crítica, analizarla, organizarla, recrearla y compartirla. Las escuelas deben con­vertirse en poderosos escenarios de aprendizaje, donde los estudiantes inves­tiguen, compartan, apliquen y reflexionen.

-En esta nueva sociedad tenemos que hacer pensar al alumnado. No podemos seguir enseñando de la misma manera en una sociedad digital. Se aprende lo que emociona, se aprende de la realidad y lo que aprendemos debe tener consecuencias en esa realidad. La esencia y el alma de la escuela deben cambiar.

- El reto de la escuela contemporánea se sitúa en la dificultad y necesidad de transformar el torrente desordenado y fragmentario de informaciones en conoci­miento, es decir, en cuerpos organizados de proposiciones, modelos, esquemas y mapas mentales que ayuden a comprender mejor la realidad, así como en la dificultad para transformar ese conocimiento en pensamiento y sabiduría.

-Sería conveniente crear un espacio en las escuelas para que alumnos, padres y docentes puedan aprender a reconocer, expresar y gestionar sanamente sus emociones. Se pueden crear condiciones para que los alumnos puedan desarrollar la inteligencia emocional.

-Siempre lo cognitivo está supeditado a lo afectivo, ya que una persona que se encuentra bajo emociones displacenteras como enojo, tristeza profunda, miedo, angustia, ansiedad, no aprende. Esto sucede cuando las capacidades de la persona quedan embargadas por la emoción.

-La creatividad que se pone en funcionamiento con el juego despierta el impulso humano necesario para recrear la realidad y transformarla. El juego es una actividad propia del ser humano, que adquiere diversas formas de acuerdo con cada contexto sociocultural, época y lugar. Aunque no es exclusivo de los niños, es un motor insustituible de su desarrollo.

-Con programas bien estructurados y cuidadosamente implementados de estimulación temprana y educación escolar pueden contribuir significativamente a un mejor desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños y aumentar, de ese modo, su capacidad de aprendizaje.

- Un plan de mejora es un conjunto de medidas de cambio que se toman en una organización para mejorar su rendimiento educativo.  En concreto, en educación,  las medidas del plan deben tener como objetivo la mejora del rendimiento del alumnado y la disminución del fracaso escolar a la par que se mejora en excelencia.

- El mejor desarrollo de las competencias escolares deberá ser el eje de cualquier mejora. Las medidas de mejora deben ser sistemáticas, no improvisadas ni aleatorias. Deben planificarse cuidadosamente, llevarse a la práctica y constatar sus efectos.

-Educar para formar conciencia y capacidad de discernimiento moral es sumamente importante. En ese sentido puede constituir una valiosa herramienta para la enseñanza de la moral, conocer las bases neurales de la conciencia y del desarrollo del juicio moral.

-La violencia contagia, se extiende, se oculta y muta, es considerada una enfermedad social. Necesitamos encontrar consensos más estables, para que sea posible elaborar las mejores estrategias de prevención, promoción de conductas prosociales e intervención contra las distintas formas de dañar y permitirnos estar atentos a las posibles transformaciones que irán surgiendo.

-La autoridad la debe ganar el docente, es una conquista que debe realizar todos los días con su capacidad, dedicación, coherencia y madurez, mostrando lo que hace, cómo lo hace, porque tiene que ver con alguien que se muestra competente en la defensa de un valor.

- Necesitamos una escuela emocionalmente inteligente ya que el trabajo de quien lidera un hecho educativo es despertar las posibilidades de otras personas.

-Necesitamos promover líderes íntegros, de los que entusiasman a otros, porque defienden valores para el conjunto y esa autoridad surge de su poder intelectual y emocional que, utilizado para beneficio del grupo, permite que otros se involucren y acepten, libremente, ser acompañados.